Hace muchos años, en mis primeras experiencias en talleres para chicos me enfrenté a un grupo de segundo grado. Era Septiembre y teníamos el aula tapizada de flores de papel que nos recordaba que ese mes cambiabamos de estación.
Con el tema de las estaciones entramos en la explicación del movimiento de la Tierra alrededor del Sol y así llegamos al año bisiesto. Les conté que no girábamos exactamente en 365 días sino en 365 días y seis horas (más o menos) y que esas horas se sumaban cada cuatro años en un día más que se convertía en el 29 de febrero de los años bisiestos.
Uno de mis alumnos levantó la mano con cara de preocupación y dijo:
-Si no hiciéramos así sería un problema
-¿Por qué?- pregunté yo sin entender mucho cual sería la dificultad que el le encontraba
-¡Estaríamos festejando Fin de Año a las seis de la tarde!
domingo, 11 de enero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario